Crítica de la película STILLE HJERTE / SILENT HEART

Dir: Bill August
Int: Ghita Nørby, Morten Grunwald, Paprika Steen, Danica Curcic, Jens Albinus, Pilou Asbæk, Vigga Bro, Oskar Sælan Halskov
Dinamarca 2014 | 98 min.
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La madre reúne a su marido, hijas, nieto, yernos y mejor amiga, para el último fin de semana de su vida. El domingo a la 18 h. todos deberán despedirse de ella para siempre y abandonar la casa. Horas después, esa misma noche, la madre, con la ayuda de su marido médico, ingerirá una sobredosis de pastillas. Su enfermedad es acuciante y parece que en cuestión de meses se quedará en estado vegetativo. La única condición que impone la madre es que todos sean cómplices del suicidio o, llamémosle, eutanasia pasiva. Y ahí es donde surgen las diferentes posiciones frente a la terrible decisión.
Pues bien, el heredero danés de Bergman, el gran Bill August, consigue que tú seas, entiendas y sientas lo que siente cada personaje: la madre, el padre, la hija mayor y la menor... La trama, planteada como un dead line que va pesando cada vez más en el ánimo de la familia y del espectador, tiene un giro sorprendente cuando todo apuntaba en una dirección.
Un film que trata ejemplarmente el derecho a decidir una muerte digna, sin pontificar en ningún sentido, muy al estilo nórdico, diríamos. incluso se permite momentos para el humor (como la escena en que deciden qué pueden hacer todos juntos, algo que han de hacer todos, desde la madre hasta el nieto). Algunos críticos no han sabido valorar sus virtudes, pero se llevó la mayor ovación del Zinemaldi que yo recuerde. INPERDIBLE
J.