Por Anton
Kathryn Bigelow es una cineasta americana que se distingue por su claridad y objetividad. Es de las que no se anda con paños calientes, al describir algo. Detroit es una muestra de ello.
En 1967 hubo una explosión de violencia en la ciudad, los negros estaban hartos de vivir hacinados, y sobre todo de la violencia de la policía, contra ellos. Un area de la ciudad estuvo bajo una extrema violencia durante cinco días. Un punto caliente fue el motel Algiers, que Bigelow utiliza para mostrarnos el horror que vivieron los rehenes de la policía, casi todos negros, en aquellos terribles momentos.
Bigelow no juzga con su película, muestra unos hechos espeluznantes, pero se mantiene en la distancia. No es una película fácil, la cámara nerviosa, sobre todo al principio, da esa sensación de reportaje, que te acerca a los personajes o a las porras de la policía y resulta muy efectiva pero bastante desasosegante. La parte central del film, para mi la mejor, es una exposición del mal, tan real que parece que lo palpas y el final, que Bigelow despacha de forma veloz, el juicio apenas son cinco minutos, nos deja descorazonados. La justicia es inexistente y el arreglo algo lejano e inalcanzable. Entre los desconocidos actores, destacaría al británico Will Poulter, magnífico como el policía racista. Una gran película, para mi una obra maestra. INPERDIBLE.
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