Interesante adaptación de la novela de Amanda Foreman, que cuenta la historia de Georgiana Spencer, Duquesa de Devonshire. Esta mujer, ambiciosa y carismática, utilizó su posición para convertirse en el centro de las miradas de la aristocracia londinense del siglo XVIII, en la Europa prerrevolucionaria, jugando en tres frentes bien dispares y a la vez muy cercanos: la moda, el juego y la política.
Aunque la historia no se inclinará decididamente por ninguna de las tres vertientes del personaje, sino por su relación tortuosa con el Duque, marido y hombre de poder interpretado por un contenido y magnético Ralph Fiennes. En dicho matrimonio reside el epicentro y toda la dinamita de la peli. Sin duda, una Sofia Coppola hubiera sido más sutil al contar la bizarra relación triangular de los Duques con Lady Bess Foster, pero Dibb no lo hace nada mal, ayudado por una dirección artística y musical impecable y unos buenos actores. El cóctel consigue mantener la emoción hasta el final, que, desgraciadamente, es demasiado hollywoodiense para mi gusto.
J.
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ufff, yo no puedo con la Knightley, me resulta TAN inexpresiva...
ResponderEliminarPara mí es un poco de plastiquillo... no más.
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