Crítica del concierto de WILCO + JONATHAN WILSON
nov 7, 2011
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KURSAAL, 3 nov. 1800 personas
Por fin, he ido a un concierto de los aclamados Wilco. Y la verdad es que sí, aunque no soy fan, los de Chicago merecen los 45 euros de la entrada y las dos horas sentado en las espantosas butacas del Kursaal. No sé, pero ¿porqué se siguen haciendo conciertos de rock en recintos con asientos? Que alguien me lo explique.
En fin, que los sagrados Wilco son, probablemente, una de las bandas más interesantes de la década. Su gran logro es haber reescrito el folk-rock de los 70’s y el country del medio oeste americano, sonando frescos e incluso innovadores. Vamos, que suenan mejor que Dylan, Neil Young y Costello, juntos. Eso sí, ¿cuál es su sello, su personalidad? No sabría decirlo ante tal amalgama. Quizá por eso, todos los críticos les cargan de etiquetas y comparaciones… Porque nuevos, lo que se dice, nuevos, no suenan.
En el que, ahora se ha dado en llamar estilo “americana”(y que tiene poco que ver, a mi entender, con el neofolk alternativo) los Wilco son los putos amos de la barraca. No sólo por su bellas composiciones, sino porque, como músicos, se salen de la media.
El caso es que su concierto fue, probablemente, uno de los más eficaces, potentes y energéticos que he visto nunca. Un sonido pulcrísimo y un virtuosismo no humano. Tanto, que aquello abrumaba un poco. Hello, ¿hay seres humanos detrás de esas guitarras de doble mástil o sois extraterrestres?
Vamos, que en la virtud está el defecto. Lo que tienen de capacidad y profesionalidad, lo pierden en inocencia, sencillez y, porqué no decirlo, glamour. Sí, ya sé que muchos dicen que la discreción de su cantante es su encanto. Pero yo a eso le llamo sosez, porque la verdad es que es bastante opaco Jeff Tweedy, oculto tras su sombrero.
Me encantaron sus baladas a guitarra y pedal steel guitar o sus medios tiempos neocountry, como One Sunday Morning, me sorprendió su ataque experimental en Via Chicago y me parecieron peligrosamente mastodónticos en otros momentos del concierto, con aquellos largos solos de guitarra donde estaba medido hasta el último acople. En conjunto, y supongo que las butacas y el jueves me influyeron, a mí no me arrebataron. Además, como ya he dicho, nunca he sido fan de Wilco. En algunos momentos hasta me aburrí. Y sí, merece la pena verlos una vez en la vida. Y yo, ya los he visto.
Por cierto, Jonathan Wilson, el telonero, con su banda mucho más discreta y su psicodelia a lo Pink Floyd, me dejaron con ganas de más. Y Wilco, sin embargo, me llenaron, pero no en el buen sentido de la palabra. A veces, muchas veces, menos es más.
J
hola.
ResponderEliminarestube en el concierto, quería leer lo que la gente escribia sobre él.
Todas las criticas ponen como si hubiera sido el concierto del año, me alegro de haber leido la tuya, por fin alguien que escucho el mismo concierto que yo.
El concierto me gusto, mucho, pero hubo cosas que no, a ratos me aburri, y coincido que Jonathan Wilson me dejó boquiabierto y con ganas de mas.
Gracias por tu comentario, la verdad es que ha habido más gente que no salió tan contenta y que se aburrieron en varios momentos, incluso un amigo me dijo que por poco se duerme... (somos una minoría, porque a la mayoría les pareció el concierto del año, como tú dices).
ResponderEliminarPero parece que Wilco es como una vaca sagrada y no se puede decir nada negativo...
Me alegro de que coincidamos y gracias por decirlo.
Un saludo!