Int: Nick Cave, Warren Ellis, Kylie Minogue
Reino Unido, 2014 / 95 min.
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Lo que para muchos críticos es "la reinvención del género documental sobre un artista rock", "una joya cautivadora y sensacional", a mí me ha parecido una película promocional sobre Nick Cave, que, en vez de alimentar su leyenda, la mata, presentando a un tío narcisista y sin encanto que habla sin parar, como si fuera un mono haciéndose pajas.
Es imposible que Nick Cave sea tan tonto como lo pinta 20.000 Días en la Tierra, pero aunque haya conseguido el objetivo de su agencia de relanzar su nombre y su marca; o el de los realizadores, de hacer una rareza visual que sea premiada en Sundance y todos los críticos cool del mundo la aplaudan; a mí me ha hundido. Con Nick Cave no se hace esto, por dios.
Ya lo decía Eleanor Jackson (La Roux) y otros, hablando de que la excesiva cercanía de un artista con su público, a través de contar su vida en redes sociales o en una peli como ésta, puede fascinarte o decepcionarte al revelar el misterio del personaje. Y es lo que me ha sucedido a mí con 20.000 Días en la Tierra. Nick Cave, estrella y maldito del rock de los 80's y 90's, tenía un aura de misterio que acaba de ser desmontada y destruida por este falso documental o lo que sea este engendro. El pobre Nick, al que dejan explayarse sin freno, sólo desglosa un concepto en su verborrea: "Nick Cave, la gran rock star, el genio incomprendido..."
Cuando cesa su parloteo, comienzan para mí las partes interesantes del film, y más escasas por desgracia. Son aquellas en que se dedica lo que hace muy bien, que es hincharse en el escenario como un dragón y cantar sus canciones, de un lirismo oscuro y precioso, al frente de los Bad Seeds. Es ahí, en el escenario, donde esa pose mesiánica tiene encaje. Porque en esta "vida diaria ficticia" que le han montado estos dos videomakers que no habían hecho cine hasta hoy, Nick resulta antipático e insufrible. Cuando él habla (que es todo el tiempo), a la gente le falta arrodillarse y adorarle. ¡Está hablando Dios! Durante muchos momentos, llegué a pensar que todo tenía que ser una parodia, que no se podía ser tan pagado de sí mismo. Igual esto es una parodia y no me he enterado... ¿Dónde está el Nick Cave que ven los demás? ¿Dónde está su humanidad, su verdad? ¿Dónde están las diferentes perspectivas que puede ofrecer un documental sobre un personaje? Aquí no.
Ni siquiera la sinopsis promocional del documental contiene una pizca de honestidad: "Con ideas sorprendentes y un íntimo retrato del proceso artístico". Una gran falsedad, tan grande como la mansión que parece tener el músico australiano en Brighton. Sólo hay dos líneas de diálogo entre toda su cháchara, que revelan algo de su proceso creativo. Una de ellas, muy interesante y la otra, contada (o editada) con tanta superficialidad, que acaba pareciendo una memez. Qué de marketing, dios. Y qué bien hecho (la realización es de 10). Pero qué vacío todo.
Pero no quiero confundir a nadie. Nick Cave sigue siendo un grande de la música. Su último disco, que comentamos en este blog en su día como uno de los mejores de 2013, es una joya.
Mierda. ¿Por qué habéis hecho esta mierda? Una sola estrella, que duele. Me habéis jodido videomakers de pacotilla.
J
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