Dramaturgia: Hika Teatroa
Producción: Iban Garate y DSS2016
Diseño gastronómico: Iñigo Cojo
Antropólogo: Frédéric Duhart
Precio: 18€
Duración: 70'
Fecha representaciones: 11, 12, 13, 19, 20 y 21 de febrero de 2016
Lugar: Tabakalera
Por Juan Egia
Fue en Tabakalera. El primero de los eventos 'inperdibles' del DSS2016. En un formato original que podríamos describir como teatro didáctico y gourmet. En 12 mesas circulares formando un reloj esférico y escenográfico, con 12 compañeros de travesía en cada mesa.
En esta nave llamada Time Machine Soup hicimos un viaje multisensorial por las 12 sopas de la Historia.
La maestra de ceremonias (Tesa Andonegi) y su corte de camareros/actores (entregados estudiantes del Basque Culinary Center), nos fueron presentando las sopas significativas, populares o mágicas, creando el contexto histórico con ayuda de un cuidado montaje de música, danza y audiovisuales.
El viaje arrancó en los años 60's con la Sopa Campbells, más famosa por su envase, la lata diseñada por Andy Warhol, que por su contenido. La famosa sopa de tomate se deslizó suavemente por nuestros gaznates mientras observábamos la pantalla 360º de nuestra mesa y escuchábamos la voz de Nico en 'These Days'. Nico cantó con The Velvet Underground y fue amiga cercana de Andy.
Sólo 80 abuelas nos separan de la vida en las cuevas, dice el texto. La Sopa de la Primera Abuela de los años 50's fue la protagonista de la 2ª estación, una sopa de pollo con garbanzo que nos trajo los olores de la cocina tradicional, mientras las actrices sacaban a bailar a varios comensales.
La 3ª parada fue 1914. Los camareros cayeron abatidos por una ráfaga de ametralladora. La Sopa Roja de las trincheras, elaborada con remolacha y servida fría, nos dio alguna pista de la radicalidad y coherencia de la obra, porque sabía a tierra y a muerte (costó terminarla).
La 4ª sopa, ubicada en 1800, era una sabrosa Sopa de Rabo, que ilustraba el experimento de Louis-Jacques Thénard, quien aisló el Osmazomo, una supuesta substancia responsable del sabor. Aunque el descubrimiento posterior sería otro en realidad.
Y a partir de ese momento, se abrió la veda de los sabores intensos, porque en la siguiente estación en pleno siglo XVIII, paramos para degustar la Sopa Boba, o la sopa de los pobres, elaborada con los restos de los ricos. Una sopa de alubias que no resultó del gusto de todos los comensales por su intenso aroma.
En la 6ª estación llegó el akelarre (año 1600). La bailarina Andrea Quintana ejecutó una danza alrededor de la cabeza del macho cabrío, mientras escuchábamos los irrintzis y los conjuros de la Sopa Mágica, una sopa de setas y ancas de rana que tenía su punto.
Estábamos en el ecuador de la obra y habíamos catado 6 brebajes. Y entonces llegó la Sopa del Nuevo Mundo, una crema de coco, maíz y cilantro que dividió a la mesa entre los que no pudieron terminarla y los que agradecimos el cambio y el dulzor.
En plena Edad Media nos cayó del cielo un Caldo de Gallina, con ave danzarina incluida (un aplauso al camarero-actor por su actuación tan convincente) Este popular caldo, que se acostumbraba a llevar a las parturientas, fue básico, aunque no tan celestial.
Año 0. 8ª Estación. Estamos en la Roma de Claudio y Nerón y la sopa es un reflejo de la cocina placentera y gourmet que no obedece a la necesidad de alimentarse. Se creía que la Sopa de Pera o Sopa del César aclaraba la voz. En todo caso, suavizó la bacanal de sabores. Fue mi sopa favorita.
En la parada 11ª nos detuvimos en Mesopotamia en el año 3000 A.C. para probar el Caldo Negro, hecho con sangre de cerdo. Definitivamente, fue el plato más difícil de la tarde, después de las dulces sopas grecorromanas. Ya hay varias comensales que se declaran en guerra contra tanta sopa... Risas y buen ambiente en la mesa.
Y para terminar nos sirvieron la Sopa Primordial, un "caldo" prehistórico de algas que nos trasladó al principio de los tiempos (5000 A.C.), cuando los primeros hombres descubrieron la sopa al beber, de un charco en una roca, el agua de mar recalentado por el sol.
Al término de la obra y después de recibir una explicación sobre el origen del proyecto, nos invitaron a una copa de vino que agradecimos todos. Brindamos y al salir nos entregaron un pasaporte con las recetas de las sopas probadas, una elegante manera de "darnos pasaporte" de este viaje en el tiempo inmanente al sabor.
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