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Por Juan
Hay algo en el cine de Sorogoyen que es hipnótico. No importa que sea un thriller político como El Reino (2018) o un drama como Madre (2019).
Su cámara está al servicio del mundo interior de unos personajes que están intentando siempre salir de la oscuridad. Como esta madre que vive en un limbo, en una media realidad, cerca del lugar donde desapareció su hijo, en una playa de Vieux-Boucaux en Las Landas, en el sur de Francia.
Al conocer a un adolescente llamado Jean, se enciende una chispa, tal vez no de esperanza, pero es un destello de vida que ella no podrá ni querrá apagar...
Rodrigo Sorogoyen pone a Marta Nieto (en el papel de Elena) y al carismático Jules Porier (en el papel del adolescente Jean), en una relación tan bella como políticamente incorrecta, un poco al estilo del cine de Bertolucci, bordeando todo el tiempo los límites entre la ternura de una madre y otra cosa.
Madre habla también muy claramente de otra frontera, menos conocida, que atraviesa alguien que ha sufrido una pérdida tan traumática como la de Elena. Volver al país de la normalidad es prácticamente imposible, y esta madre, al igual que su ex-marido, son retratados como dos víctimas de un suceso que nadie que no lo ha vivido puede entender. La curación solo puede llegar después de atravesar un calvario, entre paseos por las salvajes playas landesas y sus bosques de pinos.
Todos los actores están increíbles. Alex Brendemühl, como el paciente novio de Elena; el tierno y seductor Jean, interpretado por el joven Jules Porier; y desde luego Marta Nieto, que se sumerge en el personaje de Elena quedando atrapada en su dolor sordo, y con ella, atrapa al espectador, que espera que, de algún modo, ella pueda volver al mundo de los vivos. INPERDIBLE.
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