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Por Juan
La realizadora austriaca ha dado en el clavo con este Corsage, una versión nada comercial del drama histórico vivido por Isabel de Baviera.
Kreutzer confiesa que fue la propia actriz Vicky Krieps, quien le dio la idea para hacer algún día una peli sobre Isabel de Austria, emperatriz del imperio austriaco y reina de Hungría, Bohemia, Croacia, Eslovenia, etc.
Y Krieps tenía razón. El personaje da mucho juego. Kreutzer nos presenta una versión más pegada a los hechos, que nada tiene que ver con la versión edulcorada de la trilogía de Sissi Emperatriz protagonizada por Romy Schneider en los años 50 y que todavía hoy es una referencia cinematográfica e histórica de esa generación.
A partir de los 40 años, la emperatriz Isabel empezó a apartarse de la vida pública, tras años de ser un referente de la moda, la belleza y la elegancia. Cansada de su papel, con una dieta estrictísima para no engordar, empezó a cubrirse el rostro con un velo negro, e incluso buscó varias dobles que asistían a los eventos en su nombre, tal como narra Corsage.
Esa lucha contra las normas, contra su marido, contra sus propios hijos, obsesionados con controlarla, ejercieron en ella una necesidad aún más imperiosa de rebelarse. La película va mostrando de qué manera el personaje se está rompiendo por dentro, ya no puede más con esa vida vacía y frívola, quiere dejar de ser una mujer florero, una escultura con varios quilos de metal en su cabeza para sostener sus peinados y sombreros. Ese hartazgo, a veces se hace durillo de digerir para el espectador. Porque es un solemne e insoportable aburrimiento el que padece su majestad. Varias veces me ha recordado a María Antonieta (2006), de Sofia Coppola. Pero mientras Antonieta era muy joven y se refugió en los placeres mundanos, peinados, pasteles, perritos, amantes y trianones... En el caso de Isabel de Baviera, que acaba de cumplir 40 años cuando arranca el film, ni el champagne, ni la moda, ni los peinados, ni siquiera el emergente nacimiento del cinematógrafo, y tampoco la heroína, son capaces de sacarle de su mortal aburrimiento. Isabel quiere gobernar, pero su marido no le deja ni decir hola públicamente.
Corsage es la desmitificación de un mito, y a la vez es el descubrimiento de una heroína moderna que luchó en un tiempo en que todo estaba en su contra, en que la mujer no era nada, no tenía voz ni derechos, que quiso acabar con el canon de belleza impuesto a las mujeres y que le impedía ser libre (emocional y físicamente: el corsé es la clara metáfora de esta imposición y resume a la perfección la tesis de Corsage).
Vicky Krieps está inmensa y le da una entidad brutal a la historia. Ganó en Cannes el premio un certain regard a la mejor interpretación. Escenas como la del chocolate, la visita al hospital de guerra cuando un herido le pide un cigarrillo, la comida con el velo puesto, y otra decena más, no se te borran de la retina. Muy valiente, muy de festival, si estuviera compitiendo tendría opciones para entrar en el palmarés. INPERDIBLE
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